Suicidio- crisis- prevencion

miércoles, 28 de agosto de 2013

PACIENTES CON TENDENCIA SUICIDA AGUDA

                   Encontré en el Website de Enfermería y Fisioterapia de Toledo,  una descripción bastante exhaustiva de la forma en que ser presentan los pacientes en estado de crisis aguda con riesgo suicida, esto nos alerta de evitar los clichés, creyendo que todos los pacientes son iguales, con lo que corremos riesgo de no realizar bien nuestra tarea, no pudiendo hacer realmente Prevención.

 Tenemos que considerar que:

           “Aunque la mayoría de malos pacientes deprimidos expresan algún tipo de idea suicida, sólo algunos llevarán a la práctica tan infausto sentimiento. La mayoría la desechará por miedo a experimentar dolor antes de la muerte, por creencias religiosas contrarias a tal práctica o por no querer infligir un dolor emocional a sus seres queridos. Otros no se quitarán la vida por un profundo sentido de responsabilidad (*) hacia sus hijos, conyugue, trabajo u otras situaciones. Algunos no se encuentran dispuestos a separarse de relaciones significativas (**), mientras que otros, aunque afectos a una depresión patológica, siguen pensando que pueden mejorar y mantienen esperanzas de cara al futuro”.
          “Sin embargo, algunos pacientes parecen estar siempre en la cuerda floja, vacilando entre sus desdichados pensamientos suicidas y su fuero interno que les impide ponerlo en práctica. Este tipo de enfermo habla constantemente sobre su deseo de estar muerto, el dolor de una vida sin sentido, su tétrico y sombrío futuro y su mala suerte. Repite una y otra vez que en su vida no hay nada ni nadie que merezca ser vivido y que todo lo que hace le sale mal.”
       “El enfermo suicida en activo puede telefonear con frecuencia a otras personas para expresarle sus pensamientos en relación con la muerte. También puede escribir largas y prolijas cartas en las que amenaza con quitarse la vida. Tal vez realice demostraciones suicidas, como cortarse superficialmente las muñecas con el filo de un cuchillo o tomar una sobredosis de pastillas, llegando a pedir más agua para poder deglutirlas mejor. Es posible que se golpee repetidamente la cabeza contra la pared o que abuse del alcohol antes de conducir, hasta el punto de que pueda verse envuelto en un accidente de automóvil (***).
La mayoría de los pacientes hablará abiertamente sobre sus ideas perturbadoras y los planes específicos para el suicidio. Sin embargo, también hay otros que no actúan así, pese a lo cual es necesario evaluarlos rigurosamente con el fin de establecer la urgencia de la situación. Es importante recordar que la mayor parte de los enfermos son ambivalentes en lo que respecta a sus acciones y normalmente pueden ser persuadidos de que existen otras opciones distintas del suicidio (****).
          “La comunicación del suicidio acostumbra a ser una petición de ser salvado más que una declaración del acto en sí, (*****)
…los que han perdido a una o más personas significativas en su vida y creen que el suicidio es una forma de reunirse con ellas (******). El suicidio también resulta atractivo para los pacientes que están convencidos de que la muerte es un sueño placentero a través del cual se despierta en un mundo mejor (7*) y aquellos que experimentan sentimientos extremos de culpabilidad por delitos pasados y desean poner fin a la tortura del autorreproche” (1)



(*) En la fase inicial  de intervención terapéutica y de contención, yo suelo apelar a éste sentimiento de responsabilidad para aferrarlos a la vida, a pesar de todo. Como marco teórico tomo a la Logoterapia (2) que considera que “cuando se tiene un PARA QUÉ se puede soportar cualquier “CÓMO”. En general, y previo a una escucha atenta y comprensiva de sus ideas, le hago conocer las estadísticas relacionadas con los suicidios, donde las personas allegadas pueden tomar como modelo a seguir, la conducta del paciente, y lejos de mencionar a las personas con las que no se sabe si existen conflictos inconscientes en juego, que sólo precipitarán más aún la decisión (según la teoría psicoanalítica, se plantea que en todo suicidio hay un intento inconsciente de matar a otro), por ello, le pregunto sobre su grupo familiar extensa, y le doy como ejemplo la posibilidad de que alguno de ellos (cualquiera y quizás justo el que más afinidades o más se parece a él) tomará en un futuro, frente a un problema que se le presente, el ejemplo de su propio método de resolverlo; esto suele espantarlos, y lo puede hacer desistir de un acto suicida, aunque no del deseo de morir, se instala de ésta manera, y aún en medio de la crisis, un "sentido de la vida".
(**) Es posible que el no poder separarse de un ser querido, libre de conflicto, o hasta una mascota, puede ser un motivo circunstancial para mantenerlo con vida, sobre todo en adolescentes o personas ancianas, es su PARA QUÉ VIVIR.
(***)Se consideran PARASUICIDIOS, o equivalentes suicidas, y hoy en día habrá que considerar seriamente ésta opción al trabajar en Prevención de Accidentología Vial, y no hacer tanta referencia a los peligros de perder la vida (que puede ser su deseo inconsciente) sino más bien en los daños irreversibles en su salud, por ejemplo, invalidez, secuelas graves en la imagen, tan importante para los adolescentes.
 (****) Recordemos que la mayoría de los pacientes suicidas, en realidad no quieren morir, sino que lo que quieren es dejar de vivir de esa manera, con ese dolor emocional, o con esos recuerdos traumáticos que lo perturban, o ese vínculo enfermo…podemos hacer referencia, en general, al hecho que detrás de tanto deseo de muerte en realidad hay que buscar ayuda terapéutica para elaborar aquellas vivencias difíciles que hemos tenido y que nos impide ser felices en este momento... que no importa cuán difíciles sean, todo con ayuda y tiempo, puede solucionarse. Tratando de en estos momentos, establecer una "TREGUA" con la promesa de no intentar hacer nada contra sí mismo, mientras recibe la ayuda que le prometemos. Establecer un vínculo terapéutico es fundamental.
(*****) Cabe recordar que las estadísticas señalan un mayor riesgo, cuanto más intentos previos hubo, o si la letalidad del método siempre fue muy alta (como ahocamiento), o la letalidad del método va en aumento con los sucesivos intentos, en una búsqueda gradual de mayor efectividad.
(******) En la conversación inicial, se puede averiguar de qué falleció la persona a la cual quiere “seguir”, si no fue por suicidio, es posible hacerle confrontar sus creencias de “reencuentro”, haciéndolo poner en duda la idea obsesiva que lo atormenta, cuestionando con sencillez y cercanía, sin desafiarlo, la posibilidad de ese “reencuentro”, siendo que la otra persona no se murió por suicidio sino por alguna muerte involuntaria. Además se puede trabajar haciéndole ver que esa persona no quería que ella también muera, poder ponerse en el lugar del difunto y hacerle ver que sería algo contrario a los deseos de muerto. (Esto me ayudó en un caso, con una adolescente con un intento previo con arma de fuego, fallido por casualidad, quien ante la muerte de uno de los abuelos más allegados, fantasea con terminar con su vida para reencontrarse con él), también en estos casos es fundamental abordar rápidamente un tratamiento focalizado en la elaboración del duelo.
(7*) En estos casos se puede, con sumo cuidado de no ponerlo en una posición de juzgarlo o menospreciar sus creencias ni desafiarlo, cuestionar con humildad, ese tipo de creencia muy generalizadas, poniéndolo en dudas respecto de la situación particular de muerte por suicidio, que de no ser así, ya no podrá dar un paso atrás, ya será tarde... Suelo mencionar el trabajo científico de un médico de Estados Unidos, el Dr. Moody Raymon(3), quien en su libro “La vida después de la Vida” plantea que los pacientes a los que se los “resucitó”después de un intento suicida, no vieron el túnel de luz y paz y a sus seres queridos que la mayoría (con diferencias particulares) ven cuando tuvieron una muerte no buscada; en cambio los que habían intentado suicidarse, y luego los que revivieron relatan haberse encontrado en la misma situación que los llevó a tomar esa drástica decisión,  sumado a la sensación de que ahora sí ya no tienen otra salida, agregado al gran dolor que observan de sus seres queridos, frente  a su muerte por suicidio. En todos esos casos, la persona no volvió a atentar contra su vida.

Bibliografía consultada:
                    (1)    DE LA TORRE, José Antonio: “El paciente con tendencia suicida aguda” en “Capacitación para Enfermería”, del Website Enfermería y Fisioterapia de Toledo, 
                  (2)  FRANK, Víctor: “La voluntad de sentido”, Herder, Barcelona, 1988
               (3)  MOODY, Raymond: “La vida después de la vida”, Edaf, Madrid, 1976


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