Los que hemos trabajado muchos años en Atención Primaria, sabemos del gran valor como instrumento de Promoción de la Salud, así como detector de factores de riesgo, para realizar Prevención. Sin embargo, muchas veces, por desconocimiento, se pierden oportunidad de realizar prevención del suicidio, sobre todo en la población adolescente, quienes, antes de la creación de los Servicios de Adolescencia, poco acudían a los Centros de Salud u Hospitales, a menos que no sea ya en un cuadro agudo y de crisis.
Hoy en día y gracias a la concientización que se está realizando de la necesidad de contar con un espacio propio para el adolescente (sobre todo a partir del Programa Provincial de Salud Integral de las y los Adolescentes, aunque en varias instituciones, ya se trabajo de esta manera con anterioridad), es que se trabaja más con éste grupo de población, posibilitando la prevención del suicidio y otras situaciones críticas.
Les transcribo una información interesante para tener en cuenta, que pertenece al mismo autor citado en el anterior artículo (1).
"En un documento destinado a los profesionales de la atención primaria de la salud (OMS, 2000), se considera estratégica esta intervención, ya que por lo general está llevada a cabo por profesionales con un vínculo estrecho y prolongado con la comunidad, que son articuladores de ésta con el sistema médico asistencial, en muchos casos se constituyen en la fuente de los primeros cuidados sanitarios para la población y, al estar insertos en las pautas culturales del lugar, son conocedores de las redes de sostén y de apoyo psicológicos validadas por la población, para paliar la crisis.
"Cuando el operador de atención primaria de la salud (APS), sospecha la posibilidad de un comportamiento suicida en quien consulta, debe evaluar los siguientes factores:
-estado mental actual y pensamientos sobre la muerte y el suicidio,
-plan suicida actual: potencialidad en cuanto a método y tiempo previstos;
-el sistema de apoyo de la persona.
"La mejor forma de averiguar si las personas tienen pensamientos suicidas es preguntándolo. Contrariamente a lo establecido en la creencia popular, hablar del suicidio no siembra la idea en la mente de las personas con dificultades, y más bien tiene el efecto opuesto: la respuesta es de agradecimiento y les permite mostrarse libres de poder hablar abiertamente acerca de los problemas y la ambivalencia con la que están luchando. (*)
" La OMS destina un apartado especial al modo de interrogar a la persona en esta instancia. La actitud de entrevistador debe ser empática,