En
pacientes suicidas en su fase aguda, sobre todo en adolescentes, es importante
actuar correctamente, para evitar el reintento, que puede terminar siendo en
acto consumado, es decir, un suicidio.
“Las
conductas autolesivas no deben minimizarse exponen al adolescente a situaciones
de riesgo y dan cuenta del malestar que una persona y/o grupo humano padece. La
intervención del equipo de salud posibilita el trabajo terapéutico sobre dicho
sufrimiento y la prevención de comportamientos de riesgo en el futuro.”(1)
Dentro de
lo que llamamos Prevención a corto plazo, ubicaría a éste tipo de situaciones,
que se nos presentan en la Guardia, hoy en día a partir de la nueva Ley de
Salud Mental N° 26657, en los Hospitales Generales, donde deben atenderse todos
estos casos, aún sin llegar a tener ningún daño físico.
Para ello
es sumamente IMPORTANTE, que todo el personal esté debidamente entrenado
en la atención de éste tipo de pacientes siguiendo los “LINEAMIENTOS PARA LA
ATENCIÓN DEL INTENTO DE SUICIDIO EN ADOLESCENTES”, realizado por un Consejo
de expertos de suicidio convocados por el MSAL PNSIA, a fines del año
2010. Y que puede bajarse de la página:
http://www.msal.gov.ar/images/stories/ministerio/adolescencia/2012-intento-suicidio.pdf
Debemos
también, estar atentos a aspectos que no tienen que ver directamente con el
paciente con tendencia suicida aguda, sino con el profesional de la salud que
los atiende, trabajar esto en el equipo y tratar de superar aquellas emociones
que pueden perjudicar la atención de estos pacientes, es fundamental, sobre
todo tratándose de adolescentes, cuya imagen está asociada a la salud, a la
felicidad.
“Los profesionales de la salud desarrollan a menudo una fuerte ansiedad
cuando escuchan los comentarios del paciente suicida. Para ellos, como para la
mayoría de las personas, la autoaniquilación es contraria a todo lo que se les
ha enseñado sobre el carácter sagrado de la vida humana. Además es frecuente
que estén involucrados en ayudar a pacientes con una enfermedad que compromete
su vida habitualmente tienen dificultades para comprender por qué un individuo
que goza de buena salud física intenta deliberadamente poner fin a su vida. Esta
actitud puede enfurecerles en particular si el cuidado de este paciente exige
una atención que podría brindarse a otros enfermos que quieren vivir. (*) Con
cuanta frecuencia los profesionales piensan simplemente que quiere atención eso
es todo, hará cualquier cosa para conseguir lo que pretende (**) o ¿Cómo puede
ser infeliz con todo lo que tiene? (***), por fuerza ha de ser una farsa”. (2)
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“El personal
hospitalario reacciona con sentimientos de remordimiento, culpabilidad y enfado
cuando se produce un suicidio en una unidad de la institución, en especial si
tiene lugar en el área psiquiátrica. En el caso de un paciente que se ahorcó,
los miembros del equipo expresaron su malestar por no haberle prestado más
atención y dedicar más horas a reflexionar sobre lo que se podía haber hecho
durante la hospitalización para impedir el fatal desenlace. Algunos
profesionales intentaron reducir el traumatismo emocional responsabilizando
al enfermo de sus actos…Los profesionales de la salud han de tener presente que
no son omnipotentes, y muchas veces a pesar de todos sus esfuerzos y de su
actitud terapéutica, un paciente conseguirá quitarse la vida. En tales
circunstancias, los miembros del equipo deben ayudarse y apoyarse mutuamente
para superar sus sentimientos, al tiempo que buscan respuestas no siempre
evidentes. De todas formas, la discusión abierta sobre este fracaso es
importante con el fin de no proyectar la culpa sobre otros compañeros, los
supervisores, el médico o las personas allegadas al paciente.”(2)(***)