En la
Psicoterapia Breve y de Emergencia, para generar los cambios necesarios en el
paciente, de manera de superar rápidamente la situación de crisis que lo pone
en peligro, “ utilizarse el método catártico. “Catarsis”, deriva del griego katarsis
= purga, depuración, que según el Diccionario de Psicología de Warren, “es un
proceso de descargar una emoción o vivencia desagradable reprimida,
reviviéndola en palabras, acción o emoción, generalmente (pero no siempre) en
presencia del terapeuta. Puede producirse hablando, oyendo, mirando algo, o a
través de la acción.”(1)
“Por
medio del método catártico se logra la Abreacción, es decir, “la liberación del
afecto ligado al recuerdo de un acontecimiento traumático, lo que evita que éste
siga siendo patógeno”(2)(1)
“Bellak
y Small previenen acerca de la importancia que tiene la cuidadosa determinación
de las fuerzas del Yo antes de proceder a la provocación de la catarsis.
Además, para eludir el riesgo de abrumar al paciente con la intensidad de los
fenómenos desatados por el enfoque catártico, Bellak y Small proponen la
técnica de la “catarsis mediata”, que evita que el paciente reciba el
peso total de los afectos, impulsos e ideas reprimidas. Porque en la técnica de
catarsis mediata, no se espera que el paciente mismo exprese sus sentimientos,
sino que más bien el terapeuta los expresa por él. Eligiendo el lenguaje
particularmente burdo. Con ésta catarsis mediata tiene la ventaja de que el
paciente no se le exige que se haga responsable de la hostilidad expresada. La
expresión del terapeuta, siendo una persona respetable, hace la hostilidad más
aceptable y potencialmente más egosintónica.”(1)
“La tarea
terapéutica consiste en controlar un curso medio que simultáneamente busque la
manera de hacer el impulso más sintónico y a pesar de ello mantener la
sensación de alejamiento del Yo. Ésta múltiple meta parecería menos
contradictoria si tomamos en cuenta que la angustia del paciente por el impulso
deriva de las presiones del Superyo sobre el Yo; por lo tanto, la tarea tiene
que ser la de simultáneamente disminuir las presiones del Superyo y la de
aumentar la capacidad del Yo para reconocer un impulso como un sentimiento
aceptable y la de aceptar que su expresión tiene que limitarse”(3)
“Esta técnica
constituye una modificación de la interpretación catártica, ya que:
1) Atempera
los posibles efectos de la revelación, por valerse de un lenguaje más moderado
que el que podría emplearse en la interpretación catártica directa.
2) Reasegura
al paciente al mismo tiempo que tiene lugar la revelación.
3) Proporciona
una salida aceptable para el impulso o afecto, de manera que aunque estos no se
asumen por completo, tampoco se los bloquea
4) Alienta
en cierta medida al paciente respecto del impulso, al mismo tiempo que hace que
resulte más aceptables para la personalidad –cosa que se manifiesta en general
en el reconocimiento y la aceptación expresos del impulso– hechos tales como
hasta la identificación del terapeuta con tal impulso, que luego se
contrarresta mediante el reconocimiento general de la necesidad de refrenar el
impulso en ciertos terrenos de la vida cotidiana.
5)
Cede
el paciente, en préstamo, la fuerza del Yo del terapeuta, que lo ayuda a
enfrentar su Superyo, más punitivo.”(4)(1)
“La agresividad reprimida pierde toda
su potencia si se permite la descarga motora de una lucha, de un deporte
violento o de una “Pataleta”. Pero no es necesario una descarga motora, Freud
señaló que: “El hombre encontró en el lenguaje un sustituto de la acción,
mediante la cual el afecto puede ser derivado por abreacción casi en idéntica
forma”. Es por ello, que frente a una ideación suicida, puede interponerse la
palabra a la acción.”(1)
“La catarsis obra produciendo una
serie de fenómenos psicológicos trascendentales:
a) El
recuerdo puede ser también integrado en una serie asociativa que permita la
corrección del acontecimiento, su reinstalación en el lugar correspondiente.
b)
Produce
una disminución de la tensión psicológica; quien ha sido capaz de hablar de sus
problemas, especialmente cuando ellos están cargados de sentimientos de culpa,
experimenta la sensación de sentirse aliviados,
c)
Se
establece una sensación de compañerismo amistoso con la persona en la que se ha
confiado, sentimiento que ayuda al establecimiento del equilibrio psicológico.
d)
En
la mayor parte de las oportunidades, es la primera vez que el paciente se
encuentra con alguien, a quien considera superior, que se interesa por sus
problemas, que lo escuchan pacientemente, que muestra preocupación por las
cosas que hasta entonces habían pesado solamente sobre él. Ese hecho hace que
el paciente aumente su confianza en sí mismo y en su capacidad de enfrentar los
problemas.
e) El
enfermo que confiesa faltas reales o imaginarias que el considera graves, que
las confiesa a un ser colocado en una posición superior, y que no recibe de
éste ni rechazo, ni castigo, ni amenaza, siente que sus “crímenes” no son tan
graves y no merecen castigos puesto que ésta figura paternal no cree que lo
necesiten.
f) La
necesidad de encontrarse frente a una persona serena y objetiva, obliga al
paciente a contar sus problemas ajustándose en todo lo que pueda a esa
objetividad. El hombre hasta entonces ha estado rumiando sus ideas
inacabadamente, se ve obligado a presentarlas a otro ser y se da cuenta,
entonces, de que quizás por primera vez, debe mirarlo en una forma más o menos
desapasionadamente y objetiva”.(5)
Por lo que éste método es muy
recomendada también en los casos de situaciones traumáticas, como el abuso
sexual infantil, etc.
Evidentemente la abreacción sola no alcanza,
es necesario otros pasos más, que iremos viendo en próximas entradas…
BIBLIOGRAFIA:
(1) FUCHS,
Irene Carola: Tesis de Licenciatura: “Aproximaciones a una psicoterapia
frente al peligro de suicidio”, UCA, Bs. As, 1991
(2) LAPLANGE Y PONTALIS: “Diccionario
de psicoanálisis”, Ed. Labor, Barcelona, 198 (3) BELLAK
Y SMALL: “Psicoterapia breve y de Emergencia”, Pax, México, 198 (4) SMALL,
L: “Psicoterapias breves”, Gramica, Barcelona, 1978
(5) SEGUIN,
Alberto: “Bases de la psicoterapia”, El Ateneo, Bs. As. , 1954
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