Suicidio- crisis- prevencion

martes, 1 de octubre de 2013

PSICOTERAPIA BREVE DE EMERGENCIA EN LAS INTERVENCIONES EN CRISIS SUICIDA:

El terapeuta:
                  “El instrumento de la psicoterapia es su propia personalidad, su propia presencia. Cuando el terapeuta está con el paciente, su presencia debe ser íntegra y profunda. Él es el ingrediente más importante de la relación y de la situación terapéutica, en la medida en que tal situación puede estimular la expectativa de alivio del paciente. Los terapeutas más exitosos son los que tienen mejores expectativas respecto de sus pacientes, porque le comunican esta actitud positiva. Toda interacción que eleva la expectativa de ayuda produce  el alivio de los síntomas y mejora las disposiciones de ánimo, alivia principalmente la ansiedad y depresión.” También su autoestima, ya que “alguien” confía en él, en su capacidad para sobreponerse a la crisis. “La confianza que el enfermo deprimido deposita en su médico y/o terapeuta, desempeña siempre un papel muy importante en la prevención del suicidio.”(1)”(2)
                    “Se sugiere que el terapeuta se revele ante el paciente como ser humano con debilidades y dificultades, similares a las del paciente, si bien no idénticas. Pero ésta actitud debe ser sincera y no debe exagerarse.” (2) (Sin hacer comentarios sobre su vida privada)
                      “El hecho de que el profesional se tome tiempo una y otra vez para conversar un minuto en forma amistosa y formal con el paciente equivale a comunicar a éste que se lo acepta como persona apreciable y valiosa. Por el contrario, cuando la conversación se concentra en los síntomas, se refuerza el concepto de que el sujeto es un paciente; ello tiende a afirmar en éste la percepción de sí mismo como enfermo y va, por consiguiente, en desmedro de su autoestima”(3)
                      “Es de suma importancia la disponibilidad del terapeuta: el empleo del teléfono como medio para facilitar el acceso al terapeuta. Sirven para el mismo fin los servicios para prevención del suicidio, como la línea de Atención en crisis. En estos servicios, la intervención se centra en la escucha, los consejos y no en la acción. Se alienta a los pacientes para que expresen lo que les perturba, por considerarse que la oportunidad de hablar es lo mejor que se puede dar a estas personas.”(2)
                       “La mera presencia de la personalidad terapéutica constituye un factor estabilizante en la mayoría de los episodios emocionales agudos y críticos… Puede combatir la desesperación del paciente en estado de emergencia. La emergencia aísla a la persona de la compañía de otras, “imaginemos lo  que ha de ser el que las relaciones que más valoramos se derrumben, y que entre uno y los demás aparezca un abismo de incomprensión irremediable cada vez más amplio y el que hasta la estima que uno siente por sí mismo se transforme en aborrecimiento. Precisamente contra estos temibles fenómenos (deterioro de la autoestima, sensación de estar solo y carecer de aptitudes) luchan en forma directa la disponibilidad y presencia del terapeuta.”(3)
                “Además, el terapeuta debe tener una aceptación positiva incondicional respecto de la persona que es su paciente. Cuando éste experimenta la actitud de aceptación que el terapeuta tiene hacia él, es capaz de asumir y experimentar esta misma actitud hacia sí misma. Y luego hacia los demás. La pasividad y aparente falta de interés o de compromiso es experimentado por el paciente como un rechazo dado que la indiferencia de ninguna manera puede ser igual que la aceptación.”(4)                   
                “Es necesario que el enfermo advierta que se lo ve tal como él mismo se ve, y que se lo acepta con sus percepciones y sentimientos.”(5)
            “El terapeuta debe tener la capacidad de salir de sí, dejando de lado los esquemas teóricos para poder comprender lo que le ocurre en el paciente, es decir, empatía.”(2)
            “La comprensión empática es prestar atención a  lo que está vivenciando el paciente y vivenciar lo que vivencia el paciente, entonces se siente comprendido y contenido. Es colocarse en el marco interno de  referencia externa y comunicar algo de ésta comprensión empática al paciente.”(4)
          “La vivencia de sus actitudes, no se da en términos de identificación emocional por parte del terapeuta (correría el riesgo de suicidarse por identificación), sino más bien de una identificación empática, por la que el terapeuta percibe los odios, esperanzas y temores del paciente a través de la inmersión en el proceso empático, pero sin que él mismo como terapeuta, experimente los odios, esperanzas y  temores.”(4)
           “En la mayoría de los casos conviene que el terapeuta adopte una actitud autoritaria, no puede ser tan pasivo como podría serlo en los tratamientos prolongados y frente a otro tipo de pacientes, tendrá que, en ocasiones, obstaculizar las acciones del mismo.”(2)
         “Como se trata de una situación límite e irreversible, no podemos mantenernos en una asepsia, se debe dar un juicio valorativo frente a su intento o proyecto de suicidio.”(2)
         “El terapeuta se ofrece como soporte, donde como Sujeto deseante dice explícita o implícitamente: “NO QUIERE QUE TE MATES”, en contraste con la indiferencia general. El terapeuta se involucra, se implica, no le es indiferente lo que haga con su vida.”(2)   

BIBLIOGRAFIA:
    (1)   GEIGY: “El cuadro de la depresión”, Geigy, Argentina
   (2) FUCHS, Irene Carola: Tesis de Licenciatura: “Aproximaciones a una psicoterapia frente al peligro de suicidio”, UCA, Bs. As,
    (3) SMALL, L.: “Psicoterapias Breves”, Gramica, Barcelona, 1978    
    (4) ROGERS, Carl: “Psicoterapia centrada en el cliente”. Paidós, 1963
    (5) ROGERS, Carl : “El proceso de convertirse en persona”, Paidós, Bs. As 1981

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