Existen
diferentes variantes en la forma de
manejar la situación frente a una persona con riesgo suicida, según la forma y
lugar en el que se presente, por ejemplo:
“Lo
primero que se debe hacer cuando una persona nos confía sus ideas suicidas, es
TOMARLO EN SERIO, dándole la importancia requerida a la situación, pues muchos
cometen el grave error de considerar a quienes intentan el suicidio como
chantajistas, manipuladores, que se están haciendo los locos, que eso es un
teatro o un alarde. Si piensan así, no podrán nunca comprender ni ayudar a un
presunto suicida”.(1)
“Un segundo
paso en este manejo es tratar de comprender al sujeto, los motivos que tuvo
para intentar contra su vida, y para lograrlo, es importantísimo escuchar con
real interés lo que él dice, detenidamente, con atención, así se facilita la
liberación de emociones y sentimientos lo cual cumple una función catártica,
vomitiva, con el consiguiente alivio, aunque sea momentáneo, pero alivia al
fin. Todo lo anterior favorecerá la relación con él y la ayuda que se desea
brindar”.(1)
“En tercer
lugar debemos tratar de facilitar en el individuo la búsqueda por sí mismo de
soluciones a su problemática actual, de alternativas realistas y posibles, pues
en momentos de crisis éstas están sustancialmente reducidas, y predominan los
sentimientos de autodestrucción.”(1)
Aunque también será importante saber y plantearle la posibilidad de que haya
aspectos infantiles, traumas o vivencias que ya haya creído haberlos superado u
olvidado, que están influyendo en la actualidad y que pueden ser superadas con
ayuda profesional. Esto es muy importante, porque las personas que han sufrido
traumas infantiles, se les ve afectado la autoestima, por lo que frente a
nuevas situaciones conflictivas, se sienten desbordados y sin ya recursos
anímicos para sobrellevarlos. Por ello aunque la persona no lo manifiesta o no
lo recuerde en el momento, esto afecta enormemente en su percepción de poder
ser ayudado, ya que si sólo se habla de
los motivos actuales, en su intima convicción aparece un sentimiento de ser
incomprendido, y pueden pensar: “si supiéramos por lo que ha pasado…sabrían que
no tiene solución”, por ello hay que hacerles saber que sea lo que sea, aunque
sea lo más terrible que le pueda haber pasado, tiene que buscar ayuda y no
estará sólo para sobreponerse.
(Lamentablemente,
en el lenguaje cotidiano, se utilizan frases poco felices para ayudar a las
personas que sufrieron de abuso sexual infantil, ya que se hace referencia a
“le arruinaron la vida para siempre..” y aunque en parte sea verdad, hay
posibilidad de realizar un tratamiento profundo, psicoterapéutico, donde la
persona puede elaborar el trauma, y sanar esa herida, y mediante la capacidad
de rescilencia, y a pesar o a partir del horror hacer algo positivo con el
resto de su vida, y como yo digo a mis pacientes, “ya te arruinó la vida, hasta
hoy, no podemos permitir que te la siga arruinando”, pero depende de cada uno,
y la adecuada ayuda profesional, familiar, espiritual, el poder dejar atrás el
horror y salir adelante.)
“No es
conveniente erigirse en juez supremo de los actos del sujeto o querer responsabilizar
con su vida si él está en condiciones de hacerlo por sí mismo.” (1)
“Lo cuarto es
desterrar del pensamiento la idea falsa de minimizar el motivo por el cual una
persona puede intentar el suicidio con expresiones como: -“No lo hará pues lo que
le está pasando no es motivo para quitarse la vida” Para usted u otro individuo
a riesgo suicida, puede que ese motivo no desencadene dicho acto, pero para el
sujeto en riesgo, un motivo similar puede precipitarlo.”
“Lo quinto que
NUNCA DEBE HACERSE ES retarlo, sugiriéndole métodos de mayor letalidad del que
haya empleado en caso de ser sobreviviente de un intento de suicidio, como:
-“¿Y si tenías deseos de morir por qué no te tiraste delante del tren?” y el
sujeto sólo había ingerido tabletas de un ansiolítico de acción breve; o
–“Acaba de matarte de una vez que me tienes aburrido”, o -“Usted no se mata nada, no está haciendo
papelazos, estas expresiones deben ser abolidas de nuestro léxico y criticar a
quien las pronuncie porque, evidentemente, no sabe la hostilidad que este tipo de personas genera en él.”(1)
“Pierda el
temor de enfrentarse a personas con ideas suicidas, quienes, por lo general,
son capaces de establecer una buena relación con usted, están muy necesitados
de ser escuchados y desean seguir viviendo con sólo que ocurran pequeñas en su vidas.”(1)
“ Y no olvide
nunca que si intuitivamente considera que el sujeto está en crisis suicida y
puede consumar el suicidio, trate por todos los medios de dirigirlo a un centro
médico para su tratamiento especializado.”(1)
BIBLIOGRAFIA:
(1)
PÉREZ
BARRERO, Sergio Andrés: “Psicoterapia para aprender a vivir”, Prevenir el
Suicidio (I), Psicología ONLINE.
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